Entrada 11: El abrazo

Te contaré que el fin de semana del 14 de abril de 2014 asistí al que sería mi primer retiro de Emaús, furioso con la vida, con la familia, con Dios, en fin. Tenaz. 

No te contaré nada de lo que ocurre allí pero te contaré qué me ocurrió a mí.

Lo primero que recibí fue un abrazo, uno no, muchos, de gente que no me conocía pero trasmitía una energía especial. Estos abrazos eran muy dolorosos para mí, yo había levantado una gran coraza alrededor del contacto físico, pero me dejé. Había algo allí de lo que yo quería más.

Poco a poco, y aquí lo importante de ese ejercicio para mí en ese momento, ví con mis propios ojos a muchos que como yo estaban allí pidiendo a gritos que les ayudaran a sanar pero no sabíamos cómo.

El ejercicio fue transcurriendo según lo establecido en el programa pero a medida que avanzaba yo sentía un bálsamo que me iba cubriendo y aliviando. 

Tuve la oportunidad de verme cara a cara con Dios, con Jesús, a quien tenía tanto por recriminarle y no sólo no pude sino que no tuve más alternativa que dejarme abrazar por su amor, así doliera. Yo necesitaba ese abrazo.

Y comienza a verse el milagro. Dios es amor?

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