Entrada 10: Merthiolate

Rescato, digamos, dos ejes sobre los que rodé por más de 40 años, el odio a la figura de Dios por cuanto representaba el castigo divino y mi padre porque me lo recordaba a diario.

Te hablé de las máscaras, gracias a ellas pude subsistir de alguna manera un largo tiempo pero cuando estas comenzaron a caer no quedaba otro camino sino el suicidio. 

Para terminar con este pasaje de la historia te contaré que mi estado era penoso pues vivía oculto detrás de un mundo falso, lleno de mentiras, excesos, quería de alguna manera llenar ese vacío interior que sabía que tenía pero no sabía cómo. 

No permitía que me hablaran de Dios ni de su palabra ni de su obra. 

Cada palabra suya era como si me aplicaran Merthiolate en abundancia en las heridas. Algo insoportable. El Merthiolate para tí que posiblemente no lo conociste, era un líquido naranja eléctrico que una vez lo echabas en cualquier herida te hacía ver el demonio. 

Abril de 2014, me invitan a un retiro espiritual. 

Unos de mis hermanos me invitó. No te imaginas cómo fue aquello. Yo, destruido interiormente pues navegaba dentro de un abismo negro sin Dios, lo que menos quería saber era de ningún tipo de retiro. 

En el trascurso de mi vida había hecho muchos retiros, no quería más. Aún así me di la oportunidad por darle gusto a mi hermano más que cualquier cosa. Realmente, no pude decirle que no.

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